“Hidroponia vs Orgánico”
Natural o
Artificial. Ese es el primer argumento que tienen estas dos formas de cultivo.
Para entenderlo mejor reproduzco un artículo del maestro Antonio González de la
Facultad de Ciencias de la Unam, quien desde hace años, impulsa la hidroponia.
Dos técnicas,
que a mi parecer, no deben de estar en contra sino ser aliadas y
complementarse.
Cuando
hace miles de años a alguien se le ocurrió sembrar una semilla, se inició la
creación de condiciones artificiales para la vida vegetal. El hombre recolector
dio paso al hombre agricultor creando condiciones artificiales para las
plantas. Nunca en la naturaleza antes del hombre algún otro ser vivo había
limpiado un campo de cultivo de otros vegetales para que sólo uno creciera. Las
plantas siempre estuvieron a merced de las lluvias hasta que el hombre llevó el
agua a las plantas para no depender del clima inventando el riego. Nunca una
planta había evolucionado tan rápidamente como cuando el hombre empezó a
seleccionar los ejemplares de los vegetales reproduciendo los que mejor le
servían. Así fue que el hombre creo al maíz, al trigo, al arroz y otros
cereales, que no existen de manera silvestre. Las primeras modificaciones
genéticas a los organismos comenzaron hace más de 10 mil años cuando el hombre
se hizo sedentario, agricultor y ganadero. El maíz moderno es una monstruosidad
biológica, no se puede reproducir por sí solo. Subsiste gracias al hombre.
La
tecnología para reproducir en condiciones artificiales los vegetales de los que
dependemos, ha ido variando a lo largo de la historia de la humanidad.
Seguramente al principio sólo se arrojaban semillas donde se deseaba que
crecieran los cereales. Miles de años después, se limpiaban los campos de otras
plantas, se araban, se sembraban, se regaban y se fertilizaban. Todavía se
siguen practicando estas técnicas que en su época fueron las que posibilitaron
la agricultura más productiva del mundo y hoy sigue siendo de las más
redituables.
La
agricultura no ha dejado de ir buscando y encontrando tecnologías que le
permiten obtener más con menos. El arado, las chinampas, el riego, la
fertilización, la selección han sido inventos basados en el conocimiento
empírico y mantenidos por la tradición, mejorados de vez en cuando por la inventiva
del hombre.
Con la llegada de la ciencia a la cultura humana, la tecnología para
aumentar la productividad de los
cultivos se potenció de manera impresionante.
Por
ejemplo, con los avances de la química, se supo que el estiércol con el que se
habían abonado los campos por miles de años, no se requería como tal, sino que
éste contenía algo que era lo que tomaban las plantas, se averiguó que era el
nitrógeno, el mismo que forma la mayor parte del aire, que combinado con
oxígeno o con hidrógeno, es uno de los principales componentes de las plantas y
lo buscan ávidamente en el suelo. Así fue que en lugar de aplicar muchas
toneladas de escaso estiércol a pocos campos de cultivo ahora se podían aplicar
compuestos nitrogenados a extensiones mucho mayores y a un costo menor.
Como
se puede apreciar en este breve vistazo a la historia de la agricultura, desde
su comienzo mismo el camino que ha seguido es ir creando condiciones
artificiales para los organismos vivos de los que nos alimentamos. De acuerdo a
la tecnología de cada época estas condiciones se han apartado más o menos de lo
silvestre. En los años recientes se han desarrollado técnicas que llevan esto
hasta extremos nunca antes vistos.
Se
trata de las técnicas hidropónicas de cultivo. Desde la segunda mitad del siglo
XIX, los fisiólogos vegetales encontraron que las plantas requieren de unos
pocos elementos y también las cantidades en las que los necesitan. Si estos
elementos se les dan disueltos en el agua de riego, no es necesaria la tierra
para cultivarlos. Es más, sin la tierra es posible lograr un control mucho
mayor de la nutrición vegetal y resultados
mejores que los obtenidos con las técnicas tradicionales.
Así
nació el cultivo hidropónico. El significado de la palabra es cultivo o labor
en agua, hidros, agua, ponos, labor o cultivo. Los requerimientos
de las plantas, agua, luz, minerales, aire y sostén, se les pueden proporcionar
de cualquier manera que se le ocurra a uno. Por ejemplo es posible cultivar
lechugas en tubos de PVC sin tierra alguna. O cultivar jitomates en bolsas de
plástico con tezontle regados varias veces al día con sistemas automáticos por
goteo.
Las ventajas que tienen estas técnicas casi del todo
artificiales es que se logra una productividad
mucho mayor que la que se puede lograr con las técnicas tradicionales. Por
poner sólo un ejemplo, si en el cultivo tradicional se logran del orden de 30
toneladas de pepino por hectárea por año, cultivándolos en invernaderos con
técnicas hidropónicas pueden lograrse 300 toneladas por hectárea por año. Con
otros vegetales sucede algo semejante.
No
sólo se logra una mayor producción, sino que también la calidad de los productos es superior. Por ejemplo, las lechugas que
producimos en el taller de hidroponia de la Facultad de Ciencias se riegan con
agua potable, no aguas negras como sucede en otros lugares. Gracias a las estructuras y mallas anti insectos no
aplicamos insecticidas por lo que estas plantas están libres de patógenos y de
sustancias tóxicas. Como su nutrición es óptima, su sabor, apariencia y conservación son muy buenas. Además desde el
punto de vista ambiental, el consumo de
agua es muy bajo, como diez veces menor que en el cultivo tradicional, por
lo que un recurso que es cada vez más escaso como el agua se aprovecha de forma
óptima.
Otra
ventaja que podríamos mencionar de esta técnica de cultivo sin tierra es que posibilita convertir lugares que uno
jamás se imaginaría que fuesen adecuados para
producir alimentos, como las azoteas de nuestras casas, en lugares donde se
pueden cultivar muchos tipos de vegetales.
Desde
luego que también tiene sus desventajas.
La primera que podríamos mencionar es su
costo. En lugar de tierra se requieren sistemas de cultivo que en muchos
casos tienen partes hidráulicas para el riego o la recirculación de la
solución, partes neumáticas para oxigenar las raíces de las plantas, partes
eléctricas para los sistemas de bombeo, partes electrónicas para el control
automático, lo cual, sale relativamente caro. En realidad no lo es tanto,
porque con la altísima productividad que se logra, la inversión se recupera
rápidamente y planeando las inversiones se puede empezar con poco e ir
creciendo. Además la operación e instalación requiere de conocimientos de
distintos campos, que van desde la biología, hasta las instalaciones
hidráulicas, pasando por un poco de química.
A
veces se escuchan objeciones a las técnicas hidropónicas que parten de
contraponerle el cultivo orgánico. Se le objeta que se usan fertilizantes
químicos en lugar de orgánicos y que lo “natural” siempre es mejor que lo
químico o artificial. Han sido tantos los abusos que las industrias químicas
han cometido que su mala fama se ha combinado con el prejuicio y el
desconocimiento de la fisiología vegetal para producir algunas ideas que
considero erróneas.
Es
ya bien conocido por los científicos que han estudiado la fisiología vegetal
que sólo son 14 elementos los que las plantas necesitan del suelo y que los
absorben de forma mineral y raramente en forma orgánica. Las plantas no
requieren más que de minerales, agua y aire para existir.
En
el cultivo tradicional, donde las plantas crecen en la tierra y se nutren de
ella, muchos microorganismos resultan muy útiles y a veces indispensables para
su existencia, pero no porque per se sean necesarios sino porque la
tierra es un medio sumamente complejo, una mezcla de miles de componentes tanto
químicos como biológicos y ciertos nutrientes sólo son asimilables gracias a
que los microorganismos los liberan del suelo.
En
un cultivo hidropónico, todas las inconveniencias que puede tener la tierra
para que las plantas se nutran se eliminan escogiendo adecuadamente los
sustratos y aplicando directamente los minerales requeridos disueltos en el
agua.
Por
tanto, desde el punto de vista de la calidad de un producto hidropónico
contrapuesto a uno orgánico, no hay
diferencia. Tan bueno puede ser uno como el otro. Con la ventaja de que el
cultivo hidropónico puede ser mucho más productivo que el orgánico.
Respecto
al impacto ambiental que tiene el cultivo tradicional con fertilizantes
químicos contrapuesto al cultivo orgánico ahí sí reconozco una diferencia. Otra
vez usemos el ejemplo del nitrógeno. Muchos de los fertilizantes que se aplican
a la tierra se aplican en dosis muy altas porque el agua de riego o la de la
lluvia disuelve los nitratos y éstos no son fijados al suelo como pasa con
otros nutrientes como el fósforo o el potasio y el agua que los contiene se
infiltra al subsuelo. Luego esta agua es extraída de pozos o bien sale de nuevo
a la superficie en manantiales ya enriquecida en nitratos. Si se bebe de esta
agua por periodos prolongados, se ha demostrado que la incidencia de ciertos
tipos de cáncer se aumenta, por lo que este lavado de fertilizantes puede ser
un problema de salud grave.
El
problema no está en que en alguna fábrica se haya producido el nitrato sino en
que la técnica de fertilización y de riego propicia un problema de
contaminación. Las técnicas de cultivo hidropónicas hacen un uso mucho más
eficiente de los fertilizantes y en varias técnicas la infiltración de nitratos
al subsuelo no existe porque las soluciones de riego están siempre confinadas
en sistemas cerrados.
Otro
argumento que se da es la sustentabilidad de la fertilización con químicos
industriales. Es claro que hay muchos problemas ambientales derivados de las
técnicas de fertilización y de riego actuales. Los problemas ambientales
ocasionados pueden destruir a la naturaleza, es por eso que se requieren
técnicas más avanzadas y la hidroponia es una excelente alternativa. También es
necesario decir que no existe composta ni estiércol suficiente en el mundo para
producir alimento para los 6 mil millones de humanos que habitamos el planeta.
No podemos alimentarnos sin los fertilizantes químicos. Lo que no sería
sustentable es producir todo el alimento usando únicamente fertilizantes
orgánicos.
Un
argumento más que se da en contra del uso de fertilizantes químicos es que se
producen en fábricas que son altamente contaminantes y que usarlos propicia la
existencia de estas industrias y que sigan contaminando.
En
resumen, no se puede afirmar que los productos orgánicos sean distintos ni
mejores o peores que los producidos hidropónicamente con fertilizantes químicos.
Son sólo técnicas distintas de cultivo, que ambas buscan impactar lo menos
posible en el ambiente.
Publicado por: Fernanda Lamadrid
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